El Frente Amplio: socialistas de discurso, burgueses de acción. Las bases deben pronunciarse

Adriano Ramírez Jerez

27 de Junio de 2015

Ya lo dijo Lenin, y estos sí que son de lo peor, los que predican políticas de izquierda y en la acción emplean las de derecha.

 

Hay que hacer un viaje corto en el tiempo, a junio de 2013, una tarde cualquiera, donde el Frente Amplio y José María Villalta todavía eran desconocidos para la población costarricense e incluso para la cúpula burguesa nacional. Para ese tiempo y en una fecha especial, 14 de junio, me citó un amigo, para una reunión con ese tal que mencioné arriba y yo acepté. Pues bien, este fue el inicio de mi corta militancia en dicho partido, nos organizamos, trabajamos por amor, y no lo digo por la remuneración económica y que obvio era cero, sino más bien, por lo que este trabajo podría generar en un mediano plazo al país y a sus clases más desfavorecidas.

 

Pasó el tiempo, pasaron las volanteadas y las reuniones todas las semanas, la organización, la preparación, la lectura en casos particulares y la ansiedad por el 2 de febrero del 2014, había un ambiente tremendo, de motivación, de no poder decir que no ante cualquier actividad que contribuyera al partido, aunque, para ese tiempo, ya se asomaban los rostros que reflejaban cierto interés más allá de un cambio en la realidad socioeconómica del país. El amor a lo que se hacía y la determinación de querer hacer un cambio, parecía llevarnos como en ese éxtasis, casi que perdiendo la malicia indígena, como cuando conocemos nuestro primer amor y nos entregamos sin recato. Así era como nos dejábamos llevar para esos tiempos.

 

Los días seguían pasando y las elecciones estaban ahí, “al toque”. Los nervios y la ansiedad nos llevaron casi que en el aire y sin poder tocar el suelo al primero de febrero. ¡Vaya día! Las encuestas, los medios de comunicación serviles y la campaña del miedo, muy estratégicamente (como los caracteriza), ya habían intervenido en este amor. La sucia mano de la astucia neoliberal se había metido en el movimiento y su afán era uno: el de atrapar de a poco este movimiento social tanto espontaneo como forjado con una visión de país distinta, al menos en el discurso.

 

El golpe se dio, la realidad me lo escupía en la cara, mientras la gente del TSE contaba mil votos para el PAC y 500 para el PLN, nosotros ahí peleándola con el PUSC y, por asomo, a veces con el PASE y los cristianos. Era tremenda la sensación. ¡Bah! ¡Qué digo sensación, desilusión más bien! Como buen cadete inexperto en esta película de la política no me lo podía creer y las lágrimas sobre mis mejillas lo ponían en evidencia. Así y todo, desde nuestro interior renacía la esperanza, como el slogan de la campaña: “Hay Esperanza”. Y recordaba en ciertos lapsos las caravanas por Quebradilla, Tobosi y estas zonas del interior de Cartago, donde se sentía un apoyo increíble para esos días, pero bien, habíamos conseguido (los que hicimos trabajo de hormiga), nueve diputaciones en la Asamblea Legislativa y entonces, los más experimentados, nos decían que esa era nuestra victoria y que ahora en la Asamblea, la izquierda iba a poner en la agenda al pueblo, a la gente de barrio, a la madre soltera, al agua de los niños y a las comunidades minoritarias, pero sobre todo, una férrea oposición al bloque liberal que eran los restantes cuarenta y ocho diputados, y creímos el discurso.

 

Pasaron los meses y como quien dice el sabor fue amargando en la boca, y algunos, críticos de naturaleza, nos fuimos separando, mientras el bolo alimenticio bajaba por el esófago, otros tantos seguían con las mieles del movimiento en su paladar, y vinieron los días y con ellos la inconsecuencia, y díganse pocas cosas porque con ellas basta para ilustrar: se pacta con el PAC, y se empiezan a olvidar luchas, y a callar muchas, casos impunes y la bancada brillando por su ausencia en la práctica del socialismo, del discurso, mientras algunos ya los teníamos en el intestino, otros tantos ya no saboreaban las mieles que les daban a comer, sino, más bien, se convertían en miel para dar a otros, y formar bases de un partido donde mientras unos nos alejábamos, otros, con una dosis de ignorancia importante, más bien se acercaban, y empezaban a ser lo que son hoy, ilusos sin nivel crítico, borregos de sus diputados provinciales. Esto, obviamente, haciendo la salvedad de no generalizar y de saber que no todos sufren este mal, pero que lamentablemente la mayoría sí.

 

Y sin dar más vueltas en este triste derrumbamiento de lo que fue o es, solo él podría decirlo si estuviera en vida, el partido de don José Merino y de un discípulo que si bien superó al maestro, aunque sea solo en proporción, de un discípulo que ha brillado por su ausencia en el último tiempo. Sí, ese discípulo que se le vio fuerza, coraje, determinación e inexperiencia en las elecciones, ese que tiene sus roces con uno que otro diputado del propio partido, que a la larga tiene su cúpula de seguidores. Ese que hoy, 26 de junio del 2015, aplaudía de pie el “pacto” (fea palabra cuando de lucha social se habla) con el PAC y el sindicato de Albino. Ese, José María, del que aún guardaba una bandera grande con su rostro, ese que hoy lapidó el último avistamiento de fuego que aún me hacía creer en el partido amarillo.

 

Eran para Lenin, de lo peor, los partidos social-chovinistas, los que defienden a su burguesía nacional, cómplices de lo que hoy es neoliberalismo. Eso es hoy y en eso han convertido al Frente Amplio. En eso, parece ser, también han convertido a sus militantes, que son al fin y al cabo, los que más decepcionan, porque son los que trabajan, los que no venden poses delante del televisor. A ellos es a quien quiero llamar a pronunciarse: organícense y pronúnciense, les están tomando el pelo infamemente, en nombre del bienestar general y de los que de verdad son pueblo. No se dejen atrapar y sean como tiene que ser, al menos a lo que juventud se refiere, lo distinto a los señores que manejan desde arriba al partido.

 

En síntesis, como he aprendido, los movimientos sociales grandes, como lo fue y aún es el Frente Amplio, son espontáneos y obviamente alimentados de trabajo. Toman las dimensiones que tomó este partido en la realidad política nacional y esto parece haberse perdido, parece haber quedado atrapado en medio de la sucia política tradicional que han venido practicando los neoliberales en las últimas décadas. De las bases, reitero, depende salvarlo.

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Comentarios: 3
  • #1

    Leda Méndez (domingo, 28 junio 2015 16:12)

    Buen artículo!!! Creo que ese bolo amargo también me bajó pero con espinas. Las bases son la única esperanza de la única esperanza que parece escurrirse por los dedos de la mano que nunca tuvo nada para atrapar.

  • #2

    Mario C (domingo, 28 junio 2015 17:22)

    Pésimo artículo. Todo se resume en la frase "buen cadete inexperto en esta película de la política ". El texto no tiene absolutamente nada de contenido. ¿Citar un par de veces a Lenin y decir que el FA pactó con el gobierno, calló (¿?), ignoró (¿?), se supone que es un análisis de algo?
    Típico artículo de alguien que se cree de "izquierda", considera que en pleno siglo XXI hay que leer a Marx y Lenin como los cristianos leen la biblia para "les hable hoy", que no tiene formación en materia económica, política, sociológica, etc, y cuya visión de la buena política parece ser un documental donde en hora y media se muestra como un país en un lapso de 30 años cambió para bien. No apela nada más que a vagos sentimientos sin dirección alguna.
    Lo MÁS lamentable no es que la gente opine así, sino que lo publiquen. La ignorancia en su más alto grado, ufanándose de sí.

  • #3

    José Zúñiga (lunes, 29 junio 2015 06:50)

    Ese Adriano lo cuenta como héroe de mil batallas (con escaso oficio literario). Como quien se sacude la nieve después de superar el cerco de Leningrado.

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