Otto Guevara y el padre Vargas ¿unidos por la libertad?

La burguesía como clase dominante es sumamente inteligente y astuta, y hace gala de su lectura de la realidad mundial cada vez que un hecho determinado se convierte de “interés público”, porque ellos pueden, debido a su manejo sobre los medios de información, llevar de un lado a otro la opinión pública y acorralarla en el sitio que más le convenga según sus intereses económicos y lógicamente políticos.

Pues bien, dicho lo anterior, ubiquémonos en la “realidad” que vive el mundo en el año 2015, con una clara profundización del capitalismo a lo largo y ancho del planeta y con un debilitamiento sistemático por parte de la derecha de los países que intentan escapar por medio del socialismo, digo socialismo no como una realización totalmente consecuente, sino mas bien, como pequeños grandes avances en políticas sociales en beneficio de la mayoría y en detrimento de unos pocos.

En esta parte es donde entra la última gran apuesta del capital en pos de hacer que se validen acciones fascistas de desestabilización en contra, esta vez, de la “revolución bolivariana”. Es la condena de Leopoldo López que ha desatado en el mundo una serie de “indignados”, principalmente políticos o ex políticos de la derecha que han gobernado durante mucho tiempo, principalmente de periodistas sublevados al poder económico, intelectuales que justifican la barbarie por la cual pasa el planeta.

Con ese escenario ya montado, con los principales noticieros atestados de dicha situación, emerge la condena de 12 años de cárcel por parte del estado costarricense a un luchador social de la zona caribeña, involucrado en muchísimas luchas, al cual acusan de secuestrar policías durante una manifestación. El momento es ideal, la elite costarricense se frota las manos porque sabe que mediante el aparato burgués es una oportunidad irrepetible para trabajar en el criterio de la gran audiencia desubicada y deseosa de que la opinión mediática pase a ser su discurso, mientras desarrolla su cotidianidad.

El sacerdote Gerardo Vargas, jefe de fracción del Frente Amplio, quien ya se había posicionado a favor de la condena de López, se enorgullece en hacer de su compañero de lucha a Otto Guevara, diputado de ultra derecha, quien días atrás respaldó a Leopoldo López y ahora gritan juntos por la libertad de Barrantes. Más incoherencia política e ideológica, imposible.

A Leopoldo López se le condena por desestabilización, por crear los grupos “Guarimbas” (grupos que desestabilizan el orden público mediante acciones violentas), luego de no aceptar el resultado de las elecciones democráticas que dieron como ganador a Nicolás Maduro, además estuvo implicado en el intento de golpe de estado que se dio en el año 2002 en Venezuela. Por su parte, a Orlando Barrantes se le conoce por “liderar” un movimiento huelguista en el año 2000 en el sector de Guápiles, en el Caribe costarricense, en el cual se unieron transportistas, trabajadores bananeros, campesinos, ferroviarios y exmuelleros, quienes formaron un frente común de lucha que planteó una serie de demandas al gobierno.

Es claro que hay cuestiones que no coinciden, uno pretende llevar a cabo un golpe de estado y el otro exigir derechos de los trabajadores que históricamente han sufrido mayor índice de explotación, luego de pensar eso cabe preguntarse: ¿a qué juega Otto Guevara? ¿Por qué Vargas lo considera un compañero de lucha? ¿Hasta dónde llega el cinismo político actualmente?

Cada quien elaborará sus respuestas, lo cierto es que una situación como tal ha sido secuestrada, hay un secuestro por parte de un partido que se dice de “izquierdas” y otro que se dice de “derecha”, en complicidad con los medios de comunicación, del caso Orlando Barrantes y de la protesta social en busca de beneficios políticos que a la larga son económicos.