A las demandas de Laura Chinchilla y contra la amnesia popular

José Solano Solano

29 de Junio de 2013

Para hablar de ridículos basta con mirar el televisor y leer los diarios de circulación nacional. La incompetencia de Laura Chinchilla llega ahora a niveles sin precedentes. Será porque ahora tenemos mayor acceso a la información y comunicación o porque definitivamente la presidente se alza en los días de gloria bochornosa. Verdaderamente, a doña Laura le falta un poco de amor propio, porque seguirse prestando al juego de sus asesores o a su incapacidad innata para gobernar, la hacen tomar decisiones que rozan entre lo risible y lo estúpido.

 

Llegó por fin el colmo de los colmos para este país: el pueblo siendo demandado por su presidente de la República. A parte que debe, cobra, dirían aquellas sabias palabras. Laura Chinchilla Miranda, no por nada considerada públicamente como la peor mandataria de la historia de este país, se ha encargado de hacer más mella de su desgastada imagen y ahora, tratando de limpiar su honor, termina por embarrialarse todavía más. ¿Qué más desea señora presidente? ¿Prefiere ridiculizarse más tratando de salvaguardar un honor que no merece el más mínimo respeto de los costarricenses, que siguen sintiéndose ofendidos por su presencia en Zapote? Lo más honorable en estos momentos sería dejar con dignidad su puesto y que al fin pueda descansar de tanta chinchillada cometida en estos tres años de desgobierno en que ha sumido a Costa Rica.

 

Y no me demande por decirle estas cosas doña Laura, no se haga más daño. Pero si aún quiere seguir arrasando en las encuestas, termine su administración dignamente: despida a los ineptos que la asesoran, evite que sus abogados digan palabra alguna en los medios, implórele a Roverssi que la deje de comparar con otros presidentes y por favor, deshágase de una vez por todas de René Castro. Quizás con sólo estas acciones el pueblo pare las burlas en contra suya y de la desfachatez que usted osa llamar gobierno, pero entienda que la molestia continua; la corrupción, los narcoviajes y la Recochinada siguen ahí, aunque en su juego de dispersión mediática y demandante lograra generar una amnesia popular. Pareciera que solo pretende acortar su tiempo en la silla presidencial, no la culpo.

 

Por cierto, los escándalos internacionales ya no pueden avergonzarnos más, pero si va a “meter la pata” hágalo en casa, donde sólo nosotros nos enteremos, no hace falta ventilar los problemas, hay que evitar los comadreos en los medios de comunicación más importantes del mundo.

 

Pero retomando lo de la amnesia popular, parece que esa cortina de demandas le ha funcionado bien: la gente no se acuerda que debería llevarse a juicio lo de su viaje a Perú o bien que la fiscalía aun no investiga el asesinato de Jairo Mora Sandoval. ¿Será que su pretensión es hacerle competencia al circo? ¿Que todos se rían con las payasadas de este mamarracho de gobierno que envía a los tribunales a los ciudadanos que se ponen críticos mientras pasan los días y la memoria? ¿Por qué perder el tiempo en los juzgados mientras podría estar haciendo lo que debe o es que se le acabaron las cartas?

 

Lástima es lo que da esta situación y usted, y por supuesto, la más profunda impotencia de verla ahí sentada sin tener mejor estrategia para sacar a este país del barranco mientras se gasta millones limpiando su imagen, con abogados monitoreando las redes sociales veinticuatro horas al día, para decir que este artículo probablemente merezca una demanda multimillonaria por difamación o cualquier otra ocurrencia.

 

Costa Rica entera la invita a hacer las cosas bien o al menos a mantenerse en el mínimo aceptable. Es el pueblo el que demanda doña Laura, pero no se asuste, solo quiere trabajo de su parte.

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