Camilo Rodríguez y la demagogia del bla, bla, bla…

Qué fácil es hablar por hablar, si no que lo diga el periodista Camilo Rodríguez Chaverri, quien hizo su intervención el viernes 18 de marzo en el programa Panorama que transmite cada mañana la Cadena Nacional de Radios bajo el título: “Daniel Ortega y Fidel Castro del lado de Muammar Kadafi… ¿Qué dirán ahora nuestros ambientalistas de izquierda?”. Lo que hizo el señor Rodríguez fue caer en lo que ya estamos acostumbrados los costarricenses: la desinformación.

No intento contradecir a Camilo Rodríguez cuando afirma que Daniel Ortega pretende perpetuarse en el poder, esto es evidente al inventarse un conflicto con nuestro país y que le ha servido para subir en las encuestas populares de su país, pero también la desinformación lo hace omitir la cuota de culpa que la Administración Chinchilla tiene en todo esto. Comete el error de afirmar que todos los problemas de Cuba se deben a la figura de Fidel Castro y se le olvida el aberrante y grotesco bloqueo económico que el país más poderoso del mundo tiene sobre la isla, valdría bien una breve consulta a las leyes Torrichelli y Helms-Burton, hasta la fecha vigentes en el poderoso país del norte, así como los constantes actos terroristas perpetrados desde y con el aval de los Estados Unidos y que han cobrado innumerables víctimas.

No contradigo al señor Rodríguez cuando afirma que Gaddafi es un tirano y agregaría la valiosa lucha que está llevando el pueblo libio por alcanzar su libertad, esos son los verdaderos revolucionarios. Y tampoco, señor Rodríguez, voy salir en defensa de aquellos que lo protegen.

Muy interesante que se refiera a Ortega como un enfermo del poder con matices antidemocráticos, eso no cabe duda, pero ¿se ha referido usted de la misma forma cuando en nuestro país un par de hermanos, megalómanos y enfermos de poder, han transgredido a diestra, y muy a siniestra, la democracia costarricense?

Me siento orgulloso de ser uno de esos ambientalistas que caminaron hasta Crucitas y que estuvo durante el ayuno abrazado en noches frías, sufriendo hambre junto a mis héroes amigos, o participando en piquetes y movilizaciones con tal de defender nuestros recursos naturales. Nuevamente su desinformación, que desinforma a la población, lo lleva a caer en el error. Los grupos ambientalistas, no solo caminantes y ayunantes que al final somos una pequeña parte de todo el movimiento ambientalista, se han manifestado férreamente contra la invasión nicaragüense y la destrucción de los humedales y hemos trabajado en campañas al respecto.

Y vuelve, señor Rodríguez, con el mismo, trillado y añejo discurso anticomunista y antiambientalista. Sepa usted que los ambientalistas nos oponemos a los regímenes que violentan la Madre Tierra, bajo el discurso que sea. Sepa que no solo nos oponemos a las transnacionales pues, de estar bien informado, sabría que estamos luchando contra el PH Diquis y otros proyectos de nacionales que pretenden socavar nuestros recursos naturales.

Supongo que tantas fiestas de blanco, de negro y de cuanto color, canto o baile se le ocurre a los embrutecedores programas de la “farándula tica” lo tienen obnubilado y alejado de las luchas de este pueblo. Supongo que usted sí caminó más de doscientos kilómetros hacia la frontera o ayunó hasta el fallo que se dio en la Haya. Creo que no, pues de ser así tendría una mayor sensibilidad que no se manifiesta en sus comentarios cargados de xenofobia y de los cuales he sido testigo en su programa de opinión: Alto Contraste. Nuestro país apostó por el derecho internacional. Si nos quería ver enfrentados a soldados y muertos por ellos sentimos decepcionarlo, lo único que me consuela es saber que usted nos habría acompañado, ¿o no es así?

La labor del periodista es la información basada en una exhaustiva investigación. No es hablar por hablar motivado por extraños resentimientos. Es muy fácil criticar y juzgar a otros países, pero deberíamos empezar por mirarnos al espejo nacional antes de atacar a los demás, en especial a los que han dado tanto por defender esta patria que también es suya.