Crónica de una lucha traicionada

El pasado lunes 15 de abril de 2013 fuimos convocados los profesores a un Concejo Extraordinario. La Junta Administrativa del Colegio San Luis Gonzaga pedía el desalojo de los estudiantes del Colegio Nocturno de Cartago, quienes ocupan las mismas instalaciones. Pero además, se nos informaba que el Concejo Municipal de Cartago no había nombrado a la Junta del Colegio Nocturno a pesar de que hacía un mes se habían presentado las ternas. Es importante recordar que ambos colegios usan dos planteles diferentes, separados por más de doscientos metros de distancia: el Norte y el Sur.

En esta reunión de emergencia se conformó una comisión especial de profesores para buscar soluciones al conflicto, a la misma decidí formar parte consciente de los problemas que suscitaría el no nombramiento de la Junta y peor aún, el desalojo del edificio. Es importante reconocer que las instalaciones más viejas son patrimonio arquitectónico nacional, pero también se reconoce el derecho de las personas a la educación y a la igualdad de oportunidades que, en este caso, se está violentando.

Los hechos

Desde hace años la Junta del Colegio San Luis Gonzaga ha buscado deshacerse de los estudiantes del Colegio Nocturno de Cartago. Posibles intereses económicos y demostrados intereses políticos han querido desalojar las instalaciones del primer colegio de Costa Rica. Los estudiantes del Colegio Nocturno son considerados non grato en el edificio histórico.

El edificio está a punto de ser intervenido como parte de las remodelaciones que buscan conservar esa joya de la arquitectura neoclásica, la cual es un emblema de la ciudad de Cartago y del país. Pero esta fue la oportunidad que buscaba la Junta del San Luis Gonzaga para sacar a los estudiantes del Nocturno de las instalaciones. A dichos estudiantes se les achacan los males que presenta el edificio, tales como: rayones, daño del inmueble y muebles, entre otras. ¿Y las pruebas? Todo es más estigmatización que verdad, y lo peor es que no se cuestiona a los estudiantes del San Luis.

Finalmente, solo por si hubiese que atar algún cabo, el Viceministro de la Presidencia, Francisco Marín, fue director durante muchos años del Colegio San Luis Gonzaga y el diputado Luis Gerardo Villanueva, un egresado de dicha institución, la lleva siempre muy presente.

El inicio de la traición

La directora, como se dijo, convocó a Concejo Extraordinario de Profesores. Esa noche se conformó la comisión especial, la cual se reunió durante toda esa semana, perdiendo lecciones y utilizando tiempo fuera de la jornada para investigar y tomar acciones frente al inminente problema de la institución. A esas reuniones asistió también el presidente del gobierno estudiantil.

El lunes 15 de abril se decidió: primero, asistir a la sesión de la Municipalidad de Cartago para presionar el nombramiento inmediato de la Junta Administrativa del Colegio Nocturno; segundo, que los estudiantes no se movilizarían del Plantel Norte al Sur hasta que estuviese conformada la Junta Administrativa que se encargaría de negociar con la Junta del San Luis, en igualdad de condiciones; tercero, que las negociaciones iban a contemplar el retorno de los estudiantes del Nocturno, tal y como está estipulado en un acuerdo del año 1989, de la municipalidad y con el respaldo de la Contraloría General de la República, donde se hacían efectivos los derechos del Colegio Nocturno sobre las instalaciones del Colegio San Luis Gonzaga.

Así fue como el martes 16 de abril se decidió llevar a los presidentes y vicepresidentes de sección al Concejo Municipal como medida de visibilización y como una posibilidad para hablar con los regidores y exponer la urgente necesidad del nombramiento de la Junta. Se pudo hablar con los miembros del Concejo Municipal pero alegaron que no habían nombrado la Junta porque estaban esperando que el ministro se pronunciara al respecto, pues la Junta del Colegio San Luis había presentado una carta donde aducían que solo podía existir una junta para ambos colegios. Nosotros fuimos enfáticos en que eso no se podía pues se trataba de dos instituciones con naturaleza jurídica diferente: una dependiente del MEP y otra autónoma. Aun así, no nombraron la Junta.

El miércoles 17 y el jueves 18 nos reunimos con dos abogados quienes nos recomendaron la manifestación pública, uno en el MEP y otro en la Municipalidad. Alegando que debía ser en la municipalidad, pues corresponde a ellos el nombramiento de la Junta, se acordó que fuera el martes 23 de abril el día de la manifestación.

El viernes 19 de abril nos reunimos con las directivas de sección para convocarlos al martes 23 a la sesión del Concejo, donde, además, se llevaría a todos los estudiantes del Colegio hasta el Parque de las Ruinas, frente a la municipalidad, donde se haría una vigilia, con velas incluidas, para el nombramiento de la Junta.

El lunes 22 de abril inició la traición.

La puñalada al movimiento de lucha

Ese día se convocó a un nuevo Concejo Extraordinario de Profesores. La comisión especial estaba convencida de que se iban a coordinar las acciones para el día siguiente, según los acuerdos tomados la semana anterior. Sin embargo, lo que aconteció se alejaba por mucho de lo que se puede llamar un proceso democrático.

La directora, en total desconocimiento de los acuerdos tomados y a espaldas de la comisión, se reunió con la Junta Administrativa del Colegio San Luis Gonzaga en la mañana de ese día y firmó un acuerdo con dicha junta, en el que se decía que el traslado sería inminente a partir del lunes 29 de abril de todos los estudiantes del Colegio.

Esa noche, apareció uno de los cómplices de la traición: la profesora de “Ética Cristiana” (por no decir de Religión, solo que solapa en el nombre de su materia la imposición obligatoria del curso a todos los estudiantes del Colegio). Como era de esperar, alcé mi voz en contra de la directora recordándole los acuerdos que se habían suscrito, que lo que se habían montado ella y la profesora de Ética era un boicot autoritario en contra de los designios de la mayoría. La respuesta fue el evidente silencio.

La reunión no permitió coordinar la movilización del día siguiente, y más bien, la directora terminó despotricando contra los profesores y amedrentándolos de que si se movían al Parque, lo que le sucediera a los estudiantes correría por su responsabilidad, cuando la semana anterior ella misma había autorizado el movimiento.

El martes en la mañana me llamó el Presidente del Gobierno Estudiantil, informándome que el Presidente Municipal, Adrián Leandro Marín, lo había llamado para amenazarlo de que si se movilizaban a la sesión del Concejo, iban a favorecer al Colegio San Luis Gonzaga y no al Nocturno y que las consecuencias serían peores si llegaban los medios de comunicación. Amedrentado totalmente. Sin embargo, le dije que ahora con más razón debíamos estar ahí.

Llegué a las cinco de la tarde al Colegio y la segunda puñalada se incrustó en la espalda: el presidente del colegio estaba reunido con la directora y la profesora de Ética Cristiana, sin haber convocado a la comisión especial. Al asomarme a la puerta ni se atrevieron a mirarme. El daño estaba hecho.

La directora sacó una circular de emergencia en la que se terminaba de boicotear la vigilia. Se hizo la movilización de los estudiantes al Plantel Norte, dentro de las instalaciones y a puerta cerrada. Ella les leyó el acuerdo leonino firmado por ella y la Junta del San Luis, es decir: vendidos por treinta monedas de plata.

Al final salieron ciertos trapos sucios: la directora es amiga muy especial de Luis Gerardo Villanueva y se reunió, junto con la profesora de Ética, con el alcalde de Cartago y negociaron el nombramiento de la Junta Administrativa. Esta historia cada vez más parecía “la mano que mece la cuna”.

Miedo, silenciar y persecución: el acabose de la traición

El resto de la semana ha sido una persecución para mi persona y para algunos estudiantes que han decidido dar la cara por el colegio que, a diferencia del Gobierno Estudiantil vendido, han logrado mucho: entraron a la sesión municipal e intervendrán en la elección de las ternas para la Junta.

La directora se ha encargado de enviar circulares donde se le prohíbe a los estudiantes manifestarse y a los profesores permitir el ingreso de los mismos para que brinden información sobre la lucha que ellos están dando. Violaciones constitucionales rampantes. Y no solo eso, hasta ha salido con los caducos discursos de señalar a quien se manifieste como “comunista”. Lo que ahora se viene es difícil saber, solo queda esperar.

Esto, más que una catarsis, es también una denuncia sobre lo que ocurre en nuestras instituciones educativas públicas que pretende demostrar el entramado político y purulento del Partido Liberación Nacional hasta en la vida cotidiana de todos los costarricenses.