Educación desde la Situación de Dominación. Una Necesidad del Sistema Educativo Costarricense

José Solano Solano

18 de Octubre de 2011

Hay una necesidad latente en el sistema educativo costarricense, ya de por sí colapsado por las políticas domesticadoras y reproductivas de los mismos gobiernos, con sus mismas reformas, así como de la imperante carestía de soluciones reales a los problemas sociales que tienen su fundamento en la exclusión de la educación y la escolaridad. Esa necesidad no puede obviar el contexto histórico, político, económico y sociocultural de Costa Rica, no solo como parte de una región tan inestable sino también de la complejidad que encierra a la América Latina. Esta necesidad, pues, no es más que la situación de dependencia y dominación con respecto a Estados Unidos y las demás potencias de corte imperial.

 

En estas líneas no se pretende obviar las realidades más inmediatas del sistema; se trata más bien de una inclusión curricular no sólo pertinente, sino necesaria tomando en cuenta nuestra obligada inmersión en los reflujos del capitalismo moderno, enmascarados en el proceso de globalización.

 

Es ilógico negar el avasallador peso de los Estados Unidos, y del imperialismo en general, que se cierne sobre el país en todas sus aristas, pues de alguna u otra forma las prácticas y relaciones sociales están implícitamente determinadas por esta lógica de dominación y subordinación. Pero más allá de una educación antiimperialista, lo que se pretende es crear una educación lógico – realista. No se trata de nuevos conceptos ni de nuevas discusiones en torno al proceso educativo, sino más bien, una incursión en viejos debates que habían sido apagados, muy especialmente, con la implementación de las políticas del servilismo neoliberal.

 

Es impresionante constatar en los programas de estudio que existe un cínico alejamiento de esta realidad marcada por la dominación; en algunos casos se aíslan los procesos en el tiempo y el espacio o en el peor de los casos, se evaden por completo. Plantear, por ejemplo, una educación de la historia sin la interminable presencia de las prácticas imperialistas sobre nuestro país, es negar la realidad y alcahuetear la situación de dominación.

 

Es imposible negar la realidad histórica de los últimos ciento cincuenta años, más lo es para el profesor de historia quien está en la obligación de evidenciarla, no con el fin expreso (aunque ineludible) de crear una aversión hacia las formas de control imperial y capitalistas, sino como mecanismo de debate sano y abierto hacia la búsqueda de posiciones factibles a la realidad concreta, tanto a nivel local como nacional.

 

Esto no es más que praxis política dentro del salón de clases. Al final de cuentas, la misma es inherente a la función docente. Educación y política son una sola, ya sea como instrumento reproductor de las situaciones de dominación, o bien como mecanismo de liberación y acción cultural.

 

Una incursión hacia la reforma del sistema educativo costarricense no puede partir sin la contemplación de esta dinámica de las estructuras y relaciones de dominación imperial sobre Costa Rica y la América Latina. La constante presencia estadounidense en la vida política, económica y sociocultural de los pueblos, de forma directa o indirecta, debe encontrar un foco de análisis dentro de la institucionalidad del sistema escolar cuyo fin último sería la contribución hacia una educación en constante proceso de liberación, más patriótica e inclusiva de las realidades locales y nacionales de la América dominada.

 

Se debe, por lo tanto, ahondar una educación que trascienda la especialización: más humanista y más concientizadora de la situación de opresión por parte de la globalización como sistema mundo, que se reconozcan las diferencias, las realidades y las culturas, que se eduque desde el contexto notorio, cercano a los actores sociales, y alejado de las falsas promesas de las doctrinas neoliberales que siguen teniendo embrutecidas y subyugadas a las personas.

 

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