Fiesta en las calles y un camino por recorrer

José Solano Solano

15 de Noviembre de 2012

Hoy hubo fiesta. El pueblo en las calles. Pasión tras el desconcierto provocado por el jueves 8 de noviembre. Mucho arte y pasos que se dibujaban entre las calles de San José fue lo que abundó. La tranquilidad y la demostración tajante del pésimo accionar de la policía comandada por Laura Chinchilla, Mario Zamora y Raúl Rivera en la brutal represión de una semana antes, quedó más que evidenciada en los medios. La señora presidenta se fue para España, probablemente para aprender nuevas técnicas de garroteo a las personas que el sistema europeo tiene expulsados o bien, solo a visitar a los suegritos (si es que viven todavía).

 

La nutrida marcha de hoy solo fue consecuencia del salvajismo de este gobierno, pero que no rompe con el problema real: el enraizamiento del poder económico y político liberal excluyente de la vida social costarricense.

 

Aquí entra la necesidad de hablar de tres temas trascendentales: lo bueno, lo malo y lo que se debe empezar a construir.

 

Lo bueno definitivamente fue ver al pueblo indignado en las calles, ver el arte apropiándose de cada espacio, cada esquina, llevando el mensaje de repudio frente a los actos asquerosos que el gobierno desencadenó el 8 de noviembre en contra de jóvenes y ancianos que sólo desean un seguro social digno y fortalecido.

 

Lo bueno fue ver la coordinación de los compañeros por mantener la seguridad y la información verás. Eso, definitivamente, amedrentó cualquier intento de provocación por parte de la Fuerza Pública así como de cualquier accionar premeditado por parte de los militaristas Zamora y Rivera.

 

Lo bueno fue romper los esquemas tradicionalistas y conservadores. El tema no solo era ir a las calles, era tomarlas por completo, hacer valer el uso de la libertad de expresión (tan vedada por la Ley Mordaza) por una ruta diferente, informando y concientizando sobre la Costa Rica que se están robando los ladrones de cuello blanco. Era decirle al pueblo: estamos en las calles, te quitamos un poco de tiempo, pero la luz está al final de este viaje.

 

Lo bueno fue que el pueblo dijo su palabra en su propio espacio, donde no hubo personalismos políticos. Una palabra dicha por diferentes sectores que, aunque tienen un único fin de lucha, dejaron los diversos métodos de lado para quitarle la mordaza a la verdad y ponérsela al gobierno. Hermoso pues, ver a este pueblo solidarizándose con una causa común y con un pueblo que sólo desea un mismo mejor destino.

 

Lo malo fue la siempre eterna falta de cohesión, pero no del movimiento, sino de los autoproclamados caudillos vestidos de colores partidarios que decidieron salir desde un punto distinto por un capricho de falso liderazgo, intentando desarticular a un pueblo unido que hoy decidió manifestarse en sus calles como uno solo.

 

Lo malo fue la falta de beligerancia y de medidas más radicales no violentas. Pero lo siguiente es personal. El movimiento debió permanecer al menos dos horas más en Avenida Segunda. Demostrarle al gobierno que el país pertenece a la gente, no a la corruptela de la cúpula. ¿Traía riesgos? Quizás. Pero esto habría sido una respuesta a las amenazantes y ácidas palabras del ministro Zamora de “permitir” sólo tres horas para una marcha. ¿Irresponsable? Quizás. Pero este pueblo debe empezar a tomar el poder que le pertenece y dejar de reproducir el discurso oficial del pacifismo. Sin embargo, la movilización fue perfecta y el efecto fue el esperado.

 

También es lamentable escuchar o leer a miembros del movimiento social y estudiantil aseverar que el caos proviene de los mismos compañeros de lucha, se les achaca a los anarquistas la violencia pero no se comprenden las diversas lecturas de la realidad que existen en el movimiento. Hoy el anarquismo cedió sus legítimas luchas de confrontación al sistema para enmudecer a más de uno, lo que no desmeritó en nada, sino todo lo contrario, simplemente hoy era el día de hacer llegar a la opinión pública una verdad que los medios de desinformación masiva callaron.

 

Pero se debe ser claro en algo, el movimiento social debe enfrentar directamente al sistema y sus aparatos ideológicos y represivos. Esta ha sido una tarea que ha quedado relegada en el tiempo dentro de la agenda de lucha social costarricense. Se debe comprender que Costa Rica está contra un sistema brutal en todos los ámbitos de la vida y que la Caja Costarricense del Seguro Social es el acabose de la paz que tanto jacta el gobierno en su discurso doblemoralista.

 

Lo que se vivió el día de hoy fue la manifestación expresa de que el jueves 8 de noviembre un grupo de cobardes atacaron a mansalva a ciudadanos indefensos que protegían la Seguridad Social y que la violencia, a diferencia de lo que dijeron los grandes medios, fue iniciada por el gobierno.

 

Lo más malo que podría pasar a partir de hoy es que esta lucha se apague por completo. Por lo tanto, se debe demostrar que la multitud que caminó por San José no fue una simple respuesta a la semana anterior, sino que es el inicio de una consecuencia directa sobre la seguridad social, porque la verdadera paz de este país solo será medida en el tanto se conserve esta emblemática institución costarricense, la cual es, sin lugar a dudas, la gran cohesionadora de la población y de la estabilidad política. Por lo tanto, y enhorabuena a los estudiantes que se están movilizando, hoy debe ser el inicio de la resistencia en contra de la privatización y la desestructuración de la salud pública como derecho. Hoy debe ser el inicio de la confrontación directa en contra del sistema por salvaguardar la verdadera paz social costarricense, no el remedo de pacifismo que aprovechan los gobernantes de turno para amansar al pueblo.

 

He aquí lo que se debe construir. Dejar de lado las diferencias ideológicas del socialismo costarricense pues el objetivo es el mismo, trabajar y articular los métodos de lucha y resistencia, desde los anarquistas hasta los socialdemócratas, porque todos, en su momento, serán necesarios, porque el movimiento social, en su diversidad, se necesita. Porque se debe entender algo que Che Guevara expone con la lucidez que lo caracteriza: los pueblos “padecen las mismas miserias, albergan los mismos sentimientos, tienen el mismo enemigo, sueñan todos un mismo mejor destino y cuentan con la solidaridad de todos los hombres y mujeres honrados del mundo.”

 

Costa Rica está cruzando un momento histórico fundamental que se centra en la seguridad social, esta es la lucha de hoy y del futuro, y por ello se debe articular cuanto antes pues de no ser así, se vivirá una verdadera ola de desesperación colectiva. El rescate de la Caja es fundamental.

 

Lo expuesto no es la panacea ni la solución a los problemas nacionales, ni mucho menos la estrategia a seguir por el movimiento social. Lo anterior es el reflejo de un sentir, quizás desesperado, que anhela los mismos cambios que todos desean, pero que se plantea como un método, probablemente no el mejor, pero que es un intento por contribuir en la construcción de otra Costa Rica.

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