¿Quién manda: Ottón o la Institucionalidad Partidaria?

José Solano Solano

6 de Marzo de 2012

La gran pregunta a lo interno de la política nacional en estas últimas semanas. No cabe otra dada la intromisión del excandidato presidencial Ottón Solís Fallas como un nuevo aliado del oficialismo costarricense.

 

¿Cuáles son sus pretensiones? Sólo él las sabrá, pero es evidente que no vienen a iniciar un diálogo cordial sino conflictivo a lo interno de las bancadas opositoras del congreso. Con una postura arrogante, Solís, quien preconiza abanderar el combate contra los viejos caudillismos de la política costarricense, no hace más que presentarse con un doble discurso de moralismo, donde él mismo se manifiesta como un político más de turno, oportunista y confrontativo, en momentos en que su propio partido busca generar un contrapeso al poder ejecutivo. Eso no es más que el caudillismo que tanto critica, un juego de doble moral que hace un enorme daño a lo poco que se ha construido en lo que va de este año de alianza.

 

Esas ansias de sabotear la coalición de la Asamblea Legislativa, más que fortalecer los principios éticos de su partido, lo que ha generado es debilitar los principios más fundamentales de su agrupación, así como la credibilidad frente a la opinión pública de un partido que se hace llamar de oposición mientras come en la mesa oficial.

 

¿Con que moral, pues, se aferra Ottón Solís a unos principios éticos que él mismo pisotea con sus acciones y con un dedo acusador creyéndose él un enviado divino para juzgar a otros personajes de la política que no tienen nada que envidiarle? Sin una ideología clara, es evidente que Ottón es de las personas con menos atribuciones de señalar a otros que al menos tienen la valentía de llamarse libertaristas (pseudo fascistas neoliberales) en medio de un mundo que está iniciando las grandes transformaciones hacia un futuro cada vez más complejo y cansado de las doctrinas conservadoras que hasta el momento nos rigen.

 

Lo que queda es un sin sabor ante las provocaciones politiqueras de Ottón que ha preferido entregarse sin mayor descaro a las políticas neoliberales de Laura Chinchilla, dejando a un lado los intereses de las grandes mayorías que rechazan más impuestos mientras los grandes evasores y privilegiados siguen meneando la cola, y mientras lleva hacia un precipicio a su partido y toda la antes jactada ética moralista a la que nos tenía acostumbrados.

 

Lastimosamente parece no existir un eco de disconformidad visible en el partido, a pesar de las críticas de algunos actuales diputados, parece que el caudillismo está muy presente a lo interno del PAC y en la figura de Ottón Solís. O la institucionalidad del partido se hace respetar, o bien se termina de desbordar hacia el abismo electoral que encamina a la agrupación en tiempos donde está siendo tan necesario el liderazgo y la hidalguía frente a una marejada descarada de los candidatos presidenciales del oficialismo.

CONTÁCTENOS

equipocritica@gmail.com

PUBLIQUE EN EquipoCritica.org

redaccion.equipocritica@gmail.com