Respuesta a la Primera Cadena Nacional de Luis Guillermo Solís

José Solano Solano

18 de Mayo de 2014

El día domingo 18 de mayo, los educadores recibimos una sorpresiva cadena nacional de televisión, la primera para ser exactos, del flamante presidente Luis Guillermo Solís. Un discurso que apela a la misericordia y al patriotismo, pero con leves atisbos de amenaza hacia los educadores que se sostienen en huelga por el atraso de salarios o por su pago incompleto. Parece que el gobierno diferente de Luis Guillermo sacó las garras de sus predecesores, pero es importante hacerle algunas aclaraciones al mandatario al respecto de sus palabras.

 

Tiene razón don Luis Guillermo al afirmar que este es un problema de la administración anterior, más específicamente de Leonardo Garnier y sus acólitos. Incluso, las contrariedades no solo se enfrentan en el Ministerio de Educación Pública, sino en otras dependencias del gobierno central, según lo declararan a la prensa en días pasados. Pero en lo que compete a los educadores, debe buscarse un acuerdo que salvaguarde el fruto del trabajo y la calidad del mismo: el salario completo y oportuno consagrado en la Constitución Política, los Convenios Internacionales y el Código de Trabajo.

 

Asegura el presidente que se debe proteger el derecho a la educación de los estudiantes, así como el derecho a la alimentación de miles de niños. Sobre esto dos breves anotaciones. Lo primero es que ninguna persona está privando del derecho constitucional a la educación. Todo lo contrario, los educadores están dando una de las más grandes y significativas lecciones de su vida: defender el derecho al trabajo, al salario, a la huelga y, mucho más importante, a la dignidad como seres humanos. Además ha de recordarse que hay dos derechos constitucionales igualmente esenciales para la vida humana (y quizás más importantes que la misma educación): el trabajo debidamente remunerado donde el Estado vela por su cumplimiento (artículo 56) y la fijación de un salario mínimo que le procure bienestar y existencia digna al trabajador (artículo 57). Estos son tan importantes para una persona que de ellos depende la vida misma.

 

Segundo, la alimentación de los niños sale de un presupuesto especial creado con la ley 5662 que dio vida al Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF) que, en su artículo 3, inciso e), se establece que de ese presupuesto se destinará una parte para el pago de salarios de las funcionarias (cocineras) de estos comedores escolares. Así que es una falacia apelar a este argumento, debido a que dichas funcionarias no tienen problemas salariales, pues compete al Patronato Escolar atender este rubro en específico; en suma, los huelguistas no tienen vela en el entierro. Lo que sí parece es que el señor presidente manipula la información para desmovilizar las manifestaciones. Craso error.

 

Efectivamente, el problema de esto es el famoso INTEGRA 2. Aquí no se pueden sentar responsabilidades directas sobre el nuevo gobierno, menos en la nueva ministra que ha mostrado la mayor de las anuencias para negociar y trabajar, incluso desde antes que asumiera. Pero es cierto que hay un problema mayúsculo y es no haber señalado a los culpables de todo esto. Ante una emergencia como la que acontece (no declarada por cierto, aunque la ministra ha afirmado que es dramático lo que ocurre), investigar profundamente todo lo que está detrás del sistema informático se debería convertir en una tarea de primer orden. Un programa de más de un millón doscientos mil dólares no debiera tener los problemas que presenta.

 

Ahora bien, el presidente da una terrible contradicción: primero asegura que “tenemos los recursos económicos para cubrir las obligaciones salariales pendientes”, pero después afirma que esta obligación podría “poner en riesgo el pago del resto del sector público”, mas no informa cómo es que ocurre esto técnicamente, pues si el dinero está, que se pague por el medio que sea. Gato encerrado, quizás.

 

Luego alega el presidente que hubo adelantos en las planillas. Pero estos fueron una burla para los docentes. Los servicios en línea del MEP, por ejemplo, no registra los estados salariales de la primera quincena de abril y lo que aparece en las otras quincenas difiere de los pagos anteriores a ese mes y de lo que se consigna en los bancos. Cinco mil ochocientos colones no es un adelanto salarial.

 

Pide el presidente que se vuelva a clases, pero que solo hasta el veintiséis de mayo se adelantará el depósito de los salarios “en lo que es posible”; o sea, puede que sí, puede que no. El magisterio sigue con la incertidumbre, no hay absolutas garantías de que la situación que tiene en vilo a los educadores se normalice. Quizás, como docente (asalariado) y padre de familia, don Luis Guillermo sabe lo que significa la trascendencia del salario para un trabajador. Sobra recordárselo.

 

Los educadores están en la mejor disposición de reanudar el curso lectivo, pero atendiendo a los mandatos constitucionales. Nadie puede saltarse la Carta Magna, mucho menos aduciendo a los discursos patrioteros. Alegra saber que se reafirma el acuerdo del gobierno sobre la no aplicación de sanciones ante el justo derecho a la huelga, pero lo que queda muy mal en palabras del señor presidente es la amenaza seria y directa de que “el tiempo se agota” (¿o será su paciencia?).

 

Él apela a la responsabilidad, a la vocación de servicio y a la solidaridad del Magisterio Nacional porque “la Patria así lo demanda”. Pues los educadores le apelan la responsabilidad patronal y la vocación que debe tener el presidente de la República para continuar con el diálogo y no caer en las posiciones altaneras y prepotentes de sus antecesores. La solidaridad de los educadores está más que comprobada: colectas de víveres, préstamos de compañeros, acompañamiento en los desahucios. Lo que la Patria demanda, don Luis Guillermo, es la comprensión real, la humildad y la solidaridad efectiva de su parte, sin amenazas.

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